Las decisiones en materia de energia deben ser democráticas y participativas, equilibrando la participación etnocultural, socioeconómica, de color y de genero. Particularmente, la gente directamente afectada debe jugar un papel decisivo. Todos los impactos sobre la biosfera, resultantes de la transformaciones cualitativas y cuantitativas de materiales y energia deben ser contabilizados, entre ellas el uso de los recursos y la producción de residuos. Se deberá informar honesta y claramente toda la información sobre estos impactos y abrir espacios para su discusión.