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El Chaco cubre la mayor parte del norte y noroeste de Argentina,
presentándose como chaco húmedo hacia el oeste. La región
se caracteriza por seis meses invernales de sequía y por veranos
húmedos. La precipitación anual varía de 500 a 800 mm.
de lluvia. Las temperaturas en la época estival pueden alcanzar
los 50
C., convirtiendo a la provincia de Salta, dentro
de la formación chaqueña, en una de las localidades más
calientes de Sudamérica.
Los árboles que verdaderamente caracterizan al Chaco son los
quebrachos colorados (Schinopsis spp.), robustos ejemplares de
tronco recto y corpulento, que superan los 20 metros de altura.
La durísima madera de estos árboles ha sido utilizada como
durmientes para ferrocarriles, postes y como productora de tanino.
En las partes no modificadas, los quebrachos colorados sobresalen
de entre los demás componentes del bosque, como los guayacanes,
algarrobos, chañares, itines y quebrachos blancos.
Desde el punto de vista productivo, el Chaco presenta una actividad
que combina la agricultura, y el pastoreo -de tipo extensivos-
caracterizándose por ser la región con mayor actividad de
explotación forestal de bosque nativo y fauna silvestre.
Sus pobladores rurales son los denominados ``criollos'',
dedicados a la cría extensiva de vacunos, caprinos, extracción
de maderas y la producción de carbón. También son importantes
las comunidades aborígenes asentadas en diferentes localidades
de la región, las cuales se dedican a la actividad de recolección
y caza, principalmente de iguanas (Tupinambis) y loros habladores
(Amazonas aestiva).
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