Los mecanismos de ajuste financiero estructural, la deuda externa y el sistema financiero internacional, han generado la transferencia neta de recursos (naturales, financieros, humanos y energéticos) del Sur hacia el Norte así como también la transferencia de tecnologías ambiental agresivas en sentido inverso, de los países enriquecidos del Norte, hacia los países empobrecidos del Sur, privando así a estos últimos, no solamente de las posibilidades de un desarrollo autónomo y armónico, sino atándolos al modelo de desarrollo dominante. Con ello se profundiza la destrucción de la naturaleza y la marginación de importantes sectores de población de los países del Tercer Mundo.
Es necesario por lo tanto que el sistema en su conjunto y en particular sus agentes centrales restituyan esta deuda creciente con la biosfera, cuyos efectos alteran vitalmente la calidad de vida y capacidad de sustentación del mismo.
Asumimos el compromiso de trabajar por el reconocimiento internacional de las deudas ecológicas.
Al mismo tiempo nos comprometemos a reconocer a los acreedores ecológicos (etnia, comunidad, país o región afectada por el agotamiento de recursos) a los deudores ecológicos (responsables por el deterioro ambiental y social), y la necesidad de aplicar medidas de ajuste ecológico (modificaciones y cambios necesarios a los actuales patrones de producción y consumo) para que no se sigan aplicando acciones de devastación y contaminación. Debemos exigir que los países o empresas nacionales o trasnacionales corrijan la degradación ambiental por ellos causada y realicen un resarcimiento económico de los daños.