La liberalización de las economías nacionales, bajo la forma de programas de ajuste estructural, ha sido un requisito previo para la implementación efectiva de un programa hemisférico de liberalización del comercio internacional. Las compañías trasnacionales necesitan una vía libre de regulaciones económicas nacionales y la ausencia de restricciones por razones laborales y ambientales para poder mover sin obstáculos sus capitales y productos entre los países de la región. Sin embargo, la integración económica entre países latinoamericanos podría constituir también una alternativa positiva.
Para evitar una integración no dirigida hacia un modelo de desarrollo sustentable, o que ejerza una presión sobre los salarios, salud, y derechos de los trabajadores y sobre la protección de la calidad del medios ambiente, y para que los pueblos de cada país no pierdan el control sobre sus recursos y el derecho a decidir sobre su economía; rechazamos las propuestas de libre comercio y de integración que no aseguren la protección y el mejoramiento en estas áreas, laboral, ambiental y de control ciudadano.